INTRODUCCIÓN El Universo es inmenso. Si pensamos en que solo en nuestra galaxia podría haber del orden de 300.000 millones de estrellas como nuestro Sol y, que podría haber una cantidad similar de galaxias con igual número de estrellas, podremos caer en la cuenta de que, concebir al Universo poblado solamente por nuestra civilización de seres humanos en nuestro planeta, sería un sinsentido, un pensamiento ilógico, al suponer a toda esa grandiosidad inhabitada. Cualquiera que haya observado en la noche, sin la interferencia de la iluminación arti昀椀cial, la cantidad de estrellas que hay, observando la Vía Láctea y, constatando los miles de puntos brillantes que representan, en su mayoría, estrellas como nuestro Sol y, más brillantes y grandes que él, debería de tener en cuenta que, cada uno de esos soles deberá ser, con toda seguridad, el punto central de un sistema planetario similar al nuestro. Hace relativamente pocos años, aún se desconocía la existencia de otros planetas fuera de nuestro sistema solar, pero con la puesta en órbita del telescopio Hubble, este hecho dejó de ser una incógnita y pasó a ser una certeza. El Hubble comenzó a descubrir miles de planetas en la observación de un pequeño sector de la galaxia; planetas de lo más variados, de tipo gaseoso, incluso y, también, algunos pocos con probabilidades de albergar vida, por su distancia con respecto a su estrella, equiparándolos a la distancia de la Tierra con respecto al Sol y, así, ese hecho nos sirve de referencia para poder a昀椀rmar que un determinado planeta podría albergar vida. Recientemente se ha lanzado al espacio otro telescopio más potente, el James Webb, con el cual, las posibilidades de observación de nuevos planetas han aumentado. Ya solo quedaría comprobar que, de verdad, existe vida inteligente fuera de nuestro planeta. 11
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